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martes, 7 de febrero de 2012

LA DIFERENCIA LA HACE TENER UNA PASIÓN

Por Alberto H. Mottesi

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Evangelización es nuestra vocación suprema. Jesús les dijo a los pescadores: “Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres” Mateo 4:19.

Su propia misión la definió así: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” Lucas 19:10.

Entonces les dijo a sus seguidores: “…Como me envió el Padre, así también yo os envío” Juan 20:21.

Qué bella la Palabra en Daniel 12:3: “Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad”.

El erudito Matthew Henry dijo: “Para mí sería mayor felicidad ganar un alma para Cristo, que granjear montañas de oro para mí mismo”.

El amado David Brainerd, padre de las misiones, escribió: “No me importaba dónde y cómo vivía o cuáles eran los sacrificios que tenía que afrontar con tal de ganar almas para Cristo. Esto era el objeto de mis sueños mientras dormía y el primero de mis pensamientos al despertar”.

John Vassar fue un hombre lleno del fuego de la evangelización. Vivió en el estado de Nueva York. Él se llamaba a sí mismo “el perro del Buen Pastor”. “Mi negocio –decía– no es predicar, sino recorrer la montaña en busca de la oveja perdida”.

Se cuenta que John Vassar estando en Boston, visitó un elegante hotel y al entrar vió en el lobby a una mujer solitaria y le habló de Cristo. Más tarde el marido le preguntó a ella: “¿Qué hablabas con ese extraño?” “¡Oh! –dijo ella– Me preguntó si yo estaba segura de mi salvación. Si yo tenía a Cristo en mi corazón”. El marido molesto agregó: “Le habrás dicho que ¡qué le importaba!” La mujer le contestó: “Si hubieras visto su rostro, si hubieras escuchado su voz, te hubieras dado cuenta que sí le importaba”.

Hay muchas historias alrededor de la vida de este hombre.

También se cuenta que fue a un pueblo a ayudar a un pastor. El pastor lo condujo a la casa que lo hospedaría y antes de entrar le dijo: “En la otra cuadra vive el herrero del pueblo. Si le queda tiempo antes de irse, trate de hablar con él”. No había terminado el pastor sus palabras, cuando John dejaba sus maletas en el suelo, cruzaba la calle como una exhalación, entraba en la herrería y antes de diez minutos, entre las patas de los caballos, el herrero clamaba por salvación.

Durante esa semana John iba casa por casa hablando de Cristo. Una mujer dijo: “Si ese extraño golpea mi puerta y me habla de religión, le cierro la puerta en la cara”. John no sabía aquello. Golpeó esa puerta, empezó a hablar de Cristo y la mujer le cerró la puerta en el rostro. John no se quejó. No envió una carta de renuncia. Se sentó en el umbral junto a la puerta y comenzó a cantar el himno:

“Con lágrimas jamás podré mi deuda así pagar,
mi ser, Señor, te doy a Ti, pues más no puedo dar”.

Dos semanas después, en la iglesia del pueblo, antes de ser bautizada, la mujer en su testimonio dijo: “De los centenares de mensajes que escuché, ninguno traspasó mi corazón como las lágrimas de ese extranjero”.

¿Te importa la gente que no conoce al Señor? Tus vecinos, tus compañeros de trabajo, tus familiares que sin Cristo se perderán eternamente.

La diferencia la hace tener una PASIÓN.

Oramos para que esa pasión arda en tu corazón todos los días de tu vida. Jesucristo está buscando cristianos llenos del fuego de la evangelización.

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lunes, 23 de enero de 2012

TIEMPO DE GLORIA Y BENDICIÓN PARA EL 2012



Por Alberto H. Mottesi
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Debo aceptar que con el avance del tiempo habrá un crecimiento de la maldad. Esto es profecía bíblica y evidencia histórica. Las cosas no lucen muy bien. Sin embargo, creo que será un tiempo de gloria y de bendición.

Por ejemplo, hace 35 años se esperaba que uno de cada cuatro matrimonios en USA terminara en divorcio. En el año 2000, uno de cada dos matrimonios terminará en divorcio. Políticos y gobernantes se siguen sintiendo más allá de las leyes que tienen que administrar. Mucha gente seguirá respaldando a sus líderes de acuerdo al éxito del sistema económico temporal; en otras palabras, votarán con sus estómagos. Harán una separación entre la vida pública y la vida privada de sus líderes, y esto traerá gran destrucción a nuestras instituciones fundamentales como la familia, la escuela, y la nación.

Habrá también una explosión de demonología. Vamos a ver un crecimiento del ocultismo, la hechicería, y todo lo que tiene que ver con el mundo espiritual no sujeto a la Palabra escrita de Dios.

Pero mi escatología es una de victoria. Creo que los cristianos vamos a vivir un tiempo único de gloria y de bendición.

¿Qué incluirá para nosotros este tiempo inmediato que comenzamos a vivir con el nuevo año?

Es el tiempo cuando se espera de nosotros la mayor sensibilidad al Espíritu Santo. Nunca como hoy fuimos tan conscientes de nuestra total inutilidad y la total eficacia de Su Espíritu bendito.

Sensibles a Él significa estar sintonizados 24 horas por día con Él y dejar que Él tenga el comando central de nuestras vidas. Esto incluye el bajar la guardia de defensa de nuestros patrones de comportamiento religioso y simplemente dejar que Él nos sature, embriague, y dirija como a Él le plazca.

Es un romance. “Bajo la sombra del deseado me senté, y su fruto fue dulce a mi paladar. Me llevó a la casa del banquete, y su bandera sobre mí fue amor.” Cantares 2:3c-4.

Esto nos lleva inmediatamente a otra característica de este nuevo año: es el tiempo de rendición total a la soberanía de Dios.

Lo que Él quiera, cuando Él lo anhele, y en el lugar que desee. Él es Dios.

Le amamos tanto que hacer Su voluntad es nuestro deleite. Él es soberano. Es nuestro Rey y Señor, Amo, Dueño, Jefe, y Máxima Autoridad. Sus órdenes no se discuten, ni mucho menos se desobedecen. Simplemente se transforman en la razón de ser de nuestras vidas.
Estuve pensando que también este año es el tiempo de la excelencia. Gracias a Dios la época de “este himno no lo conozco, no lo ensayé, no sé cantar y estoy afónico, pero es para la gloria de Dios,” ya quedó atrás. ¡Gracias al Señor!

¿Pero a qué excelencia nos llama el Espíritu Santo? No es la excelencia de Hollywood o de los Estudios Universal. Es la excelencia que sí puede competir con la excelencia del mundo pero que está llena del Poder de Su Presencia. Es la excelencia no de las rutilantes estrellas de la televisión, sino de los enamorados de Dios y crucificados con Cristo que todo lo hacen “muertos a la carne” y que pueden decir cabalmente: “Para mí el vivir es Cristo.” No la de los “artistas,” sino la de los muertos en Cristo, que sólo se sienten esclavos de Él. Ésta es la excelencia que anhelamos.

También este es tiempo de evangelización. ¿Hubo alguno que no lo fuera? Pero este es singularmente el año de la evangelización.

Temo que la mayoría de los “eventos evangelísticos” en occidente están orientados hacia el éxito del promotor o ejecutor del mismo. Estamos muy preocupados por “nuestra imagen.”

Necesitamos reorientarnos hacia los perdidos… las ovejas que faltan alcanzar. Claro, esto no es muy popular. No produce “impacto publicitario.” No incluye las luces, sonido, cámaras, y hasta algunas veces “las extravagancias” de la plataforma.

Esto incluye el ir al huerto solitario y transpirar la Voluntad de Dios. Esto incluye “afirmar el rostro para ir a Jerusalén.” Esto puede incluir aún la muerte.

En los labios frágiles de quien quiera vivir esta hora, deberán estar siempre las palabras de Jesús: “Por ellos yo me santifico a mí mismo.”

Los que están dispuestos a vivir esta hora tendrán una experiencia semejante a uno de los grandes reformadores: “Una y otra vez he sido tentado a abandonar la lucha, pero la figura de Alguien extraño colgado de una cruz me ha hecho regresar a la tarea.”

Sí, 2012 será un año de gloria y de bendición. Pero recordemos que gloria y bendición para los discípulos del Señor siempre incluye la cruz, la entrega, el compromiso, y la vida totalmente rendida a Él. Yo quiero vivir así el 2012, ¿y tú?


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