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lunes, 23 de enero de 2012

TIEMPO DE GLORIA Y BENDICIÓN PARA EL 2012



Por Alberto H. Mottesi
EL DIARIO CRISTIANO DIGITAL
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Debo aceptar que con el avance del tiempo habrá un crecimiento de la maldad. Esto es profecía bíblica y evidencia histórica. Las cosas no lucen muy bien. Sin embargo, creo que será un tiempo de gloria y de bendición.

Por ejemplo, hace 35 años se esperaba que uno de cada cuatro matrimonios en USA terminara en divorcio. En el año 2000, uno de cada dos matrimonios terminará en divorcio. Políticos y gobernantes se siguen sintiendo más allá de las leyes que tienen que administrar. Mucha gente seguirá respaldando a sus líderes de acuerdo al éxito del sistema económico temporal; en otras palabras, votarán con sus estómagos. Harán una separación entre la vida pública y la vida privada de sus líderes, y esto traerá gran destrucción a nuestras instituciones fundamentales como la familia, la escuela, y la nación.

Habrá también una explosión de demonología. Vamos a ver un crecimiento del ocultismo, la hechicería, y todo lo que tiene que ver con el mundo espiritual no sujeto a la Palabra escrita de Dios.

Pero mi escatología es una de victoria. Creo que los cristianos vamos a vivir un tiempo único de gloria y de bendición.

¿Qué incluirá para nosotros este tiempo inmediato que comenzamos a vivir con el nuevo año?

Es el tiempo cuando se espera de nosotros la mayor sensibilidad al Espíritu Santo. Nunca como hoy fuimos tan conscientes de nuestra total inutilidad y la total eficacia de Su Espíritu bendito.

Sensibles a Él significa estar sintonizados 24 horas por día con Él y dejar que Él tenga el comando central de nuestras vidas. Esto incluye el bajar la guardia de defensa de nuestros patrones de comportamiento religioso y simplemente dejar que Él nos sature, embriague, y dirija como a Él le plazca.

Es un romance. “Bajo la sombra del deseado me senté, y su fruto fue dulce a mi paladar. Me llevó a la casa del banquete, y su bandera sobre mí fue amor.” Cantares 2:3c-4.

Esto nos lleva inmediatamente a otra característica de este nuevo año: es el tiempo de rendición total a la soberanía de Dios.

Lo que Él quiera, cuando Él lo anhele, y en el lugar que desee. Él es Dios.

Le amamos tanto que hacer Su voluntad es nuestro deleite. Él es soberano. Es nuestro Rey y Señor, Amo, Dueño, Jefe, y Máxima Autoridad. Sus órdenes no se discuten, ni mucho menos se desobedecen. Simplemente se transforman en la razón de ser de nuestras vidas.
Estuve pensando que también este año es el tiempo de la excelencia. Gracias a Dios la época de “este himno no lo conozco, no lo ensayé, no sé cantar y estoy afónico, pero es para la gloria de Dios,” ya quedó atrás. ¡Gracias al Señor!

¿Pero a qué excelencia nos llama el Espíritu Santo? No es la excelencia de Hollywood o de los Estudios Universal. Es la excelencia que sí puede competir con la excelencia del mundo pero que está llena del Poder de Su Presencia. Es la excelencia no de las rutilantes estrellas de la televisión, sino de los enamorados de Dios y crucificados con Cristo que todo lo hacen “muertos a la carne” y que pueden decir cabalmente: “Para mí el vivir es Cristo.” No la de los “artistas,” sino la de los muertos en Cristo, que sólo se sienten esclavos de Él. Ésta es la excelencia que anhelamos.

También este es tiempo de evangelización. ¿Hubo alguno que no lo fuera? Pero este es singularmente el año de la evangelización.

Temo que la mayoría de los “eventos evangelísticos” en occidente están orientados hacia el éxito del promotor o ejecutor del mismo. Estamos muy preocupados por “nuestra imagen.”

Necesitamos reorientarnos hacia los perdidos… las ovejas que faltan alcanzar. Claro, esto no es muy popular. No produce “impacto publicitario.” No incluye las luces, sonido, cámaras, y hasta algunas veces “las extravagancias” de la plataforma.

Esto incluye el ir al huerto solitario y transpirar la Voluntad de Dios. Esto incluye “afirmar el rostro para ir a Jerusalén.” Esto puede incluir aún la muerte.

En los labios frágiles de quien quiera vivir esta hora, deberán estar siempre las palabras de Jesús: “Por ellos yo me santifico a mí mismo.”

Los que están dispuestos a vivir esta hora tendrán una experiencia semejante a uno de los grandes reformadores: “Una y otra vez he sido tentado a abandonar la lucha, pero la figura de Alguien extraño colgado de una cruz me ha hecho regresar a la tarea.”

Sí, 2012 será un año de gloria y de bendición. Pero recordemos que gloria y bendición para los discípulos del Señor siempre incluye la cruz, la entrega, el compromiso, y la vida totalmente rendida a Él. Yo quiero vivir así el 2012, ¿y tú?


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