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martes, 31 de agosto de 2010

ENREDOS CON EL MUNDO




Por Alberto H. Mottesi
ALBERTO MOTTESI EVANGELISTIC ASSOCIATION
Santa Ana, California.
Especial para elDiarioCristiano

¿Has visto la película Sansón y Dalila? Con toda su belleza fotográfica, sus espléndidos vestuarios y su despliegue de escenarios, ni se compara a la patética simpleza del relato bíblico. Sansón, el fuerte campeón israelita se había enamorado locamente de Dalila, la hermosa y seductora muchacha filistea. Y aquí cabe bien lo de “locamente”. Porque si bien todo amor ardiente tiene algo de locura, el de Sansón por Dalila colmaba la medida. Porque Sansón era hombre consagrado a Dios, hombre destinado a cumplir hazañas para Dios y lograr grandes victorias para Dios. Y Dalila, la simpática y cautivante Dalila, ¡pertenecía al pueblo enemigo!

Sansón se casó con ella y allí comenzaron sus problemas. Dalila le preguntaba en qué consistía su gran fuerza. Sansón le dijo: “Si me atan con siete mimbres verdes, perderé mi fuerza”. Dalila lo ató con siete mimbres verdes, pero Sansón seguía fuerte como un toro. Otra vez dijo Sansón: “Si me atan con siete cuerdas nuevas, seré débil”. Lo ataron con siete cuerdas nuevas, pero el campeón las rompió como si fueran hilos de estopa. Por tercera vez dijo Sansón: “Si tejes mis rulos junto con tu tela, quedaré debilitado”. Así lo hizo Dalila, pero Sansón rompió tela, telar y el corazón de Dalila… Y viéndola llorar tanto, le descubrió el secreto. “Si me cortan siete mechones de cabello, seré igual que cualquier otro hombre”. Sansón se durmió, y mientras dormía le cortaron siete mechones; y cuando él despertó y quiso defenderse, ¡pobre Sansón! No era más que un alfeñique quebradizo como caña.

Los filisteos lo maniataron, lo llevaron cautivo y le arrancaron los ojos. Así terminó la vida del hombre más fuerte de la Biblia.

Mis estimados amigos lectores, ¡así trabaja el pecado! Al principio se enreda suavemente, como con mimbres verdes. Luego el pecado se hace cuerda, soga, más fuerte, más oprimente. Después, ¡ah!, después ya son los pensamientos de la cabeza los que se entretejen con los pensamientos de Satanás, como los cabellos de Sansón, símbolo de su potencia, que se entretejieron con el telar de Dalila. Y después, ¿cuál es el final?

Así como los cabellos de Sansón fueron cortados, así nuestros sanos pensamientos, nuestras buenas ideas, nuestros conceptos espirituales, nuestras convicciones morales se esfuman y se pierden. ¿Y el resultado final? Total ceguera, debilidad, esclavitud y muerte, como en la historia bíblica de Sansón y Dalila.

Solamente caminando con Jesucristo y haciendo de Él nuestro Señor y Maestro es que nos libramos de la muerte por causa del pecado. La obra del pecado en nosotros es muy sutil. No nos damos cuenta, y paulatinamente nuestra vida y nuestra familia se van enredando, y cuando queremos salirnos de allí, ya es demasiado tarde. Solo en Jesucristo hay libertad, fuerza y esperanza. ¡Búscalo!